Todo
Pasa
Por :
Malú Kikuchi
2/8/2014)
No es un homenaje a Julio Grondona, es una verdad de esas que a veces duelen y otras ayudan a vivir. Pensando en la última posibilidad, le cuento que a partir de hoy faltan sólo 495 días, para que esta “era K”, el calificativo se lo dejo a Usted, termine. Ya ve, todo pasa. Hasta Grondona se murió.
Este default “selectivo”, o como quieran llamarlo, siempre es un default. Desde 1988, pasando por diciembre 2001 hasta ahora, este curioso, caro, innecesario “CRISTIdefaultOF” (para llamarlo de alguna manera), suma 3 defaults en 25 años, y 12 desde el anterior. Un record. “We are the champions!” No es para imitar.
Curiosidades argentinas en tiempos del curiosísimo default K.
El ministro Kicillof salió de la primera, última y única reunión con el mediador Daniel Pollack y los holdouts, levantando los pulgares. Todos creyeron que el tema estaba solucionado. Sobre el filo de la hora, en la tarde del 30/7/2014, el gobierno argentino había arreglado el pago y evitado el default. Los mercados festejaron… antes de tiempo.
No fue así.
El ministro Kicillof salió de la primera, última y única reunión con el mediador Daniel Pollack y los holdouts, levantando los pulgares. Todos creyeron que el tema estaba solucionado. Sobre el filo de la hora, en la tarde del 30/7/2014, el gobierno argentino había arreglado el pago y evitado el default. Los mercados festejaron… antes de tiempo.
No fue así.
¿Porqué los pulgares en alto? Para decir “¿hemos vencido a los acreedores, no les vamos a pagar?” Luego del político y apasionado discurso del ministro (de economía nada), entendimos que el triunfo residía en no cumplir con la sentencia del juez Griesa. ¡Que nos importa la justicia de New York, libremente elegida por Argentina en el tema de los bonos!
Porque el ministro habló sólo de las leyes argentinas que prohibían esto y permitían aquello. El problema es que la reestructuración 2005 de Néstor y 2010 de Cristina, eligieron la justicia de Nueva York, no la Argentina. Sabían que con Oyarbide nadie aceptaría y con Griesa lo hizo el 92%.
Otra curiosidad argentina, esta de larga data. La culpa siempre es del otro. Ya lo decía el genial Tato Bores. Nuestro informante mañanero, Capitanich, dijo que hubo mala praxis de la justicia de los EEUU, incompetencia del mediador Pollack y que íbamos a recurrir a la Corte de La Haya, una vez más. Nunca somos responsables de nuestros actos. Así nos va.
La sentencia, justa o no, eso merece un largo capítulo sobre el respeto a la propiedad privada o a la socialista tendencia a privilegiar el bien de la mayoría, dice que Argentina debe pagarle a los holdouts US$1.330 millones, que sumando intereses llegarían a US$ 1.500 millones. La mitad de lo que pierde el país manteniendo una línea de bandera, innecesaria.
Los medios gráficos y audio visuales le han dado la misma importancia y la misma cantidad de tiempo al tema del default, como a la muerte de Julio Humberto Grondona, eterno presidente de la AFA (35 años, desde el proceso, pasando por todos los gobiernos democráticos), vicepresidente y tesorero de la FIFA. Sin lugar a dudas, un personaje al que se ha enterrado con honores de presidente de la nación. El fútbol al mismo nivel que la economía Argentina. Así nos va. Y esto parece que no pasa.
Otra curiosidad, ¿los 40 millones de argentinos tendremos clara noción de lo que significa un default? Aunque sea un default raro, ya que depositamos la plata para pagarle a los holdin en un banco de Nueva York, que el juez Griesa no permite pagar hasta arreglar con los holdouts. El juez sostiene que con o sin default, debemos acatar la sentencia y pagar lo adeudado.
Creo que con los discursos del ministro Kicillof y el de la presidente, tan llenos de nacionalismo barato y socialismo caro (que pagaremos nosotros), la mayoría de los argentinos no saben que un default, con el adjetivo que le agreguen, significa menos importaciones, por lo tanto menos producción, que genera menos trabajo, que implica menos plata para comprar lo indispensable, que se compensa con más inseguridad.
Y una inflación desbocada, ya que como advirtió alguien de este iluminado gobierno, Argentina no puede imprimir dólares. La venganza es imprimir cada vez más pesos. Pero para no admitir la inflación, en vez de imprimir billetes de $500 o $1.000, seguimos imprimiendo al mismo tiempo $100 de Roca y $!00 de Eva, para que la gente no se dé cuenta.
Pero la gente va al mercado y por tonta que sea, o al menos así lo cree el gobierno, se da cuenta que cada día compra menos, con más pesos. Y eso, no le gusta a nadie. Y si no arreglamos este default rápido, no veremos un dólar salvo por TV y necesitamos millones sólo para pagar la energía. ¿Son conscientes Cristina y Axel del berenjenal en que nos han metido?
¿Y para qué el esfuerzo de arreglar con Brufau (YPF), con los juicios perdidos en el CIADI, con el club de París, y terminar defaulteando porque Griesa nos cae mal y lo insulta la presidente hablando de extorsión y de representar a los fondos de los holdouts? Curioso y gratuito default que nos será muy doloroso.
China nos declaró en default. ¿Se caerá el swap de 11.000 millones de yuanes que nos iban a prestar para que les pudiéramos pagar todo lo que nos van a vender, mientras sólo nos compran soja y aceite de soja? ¡Somos tan vivos haciendo negocios para el país! A nivel privado es otra cosa.
Todo pasa. Este default pasará rápido si el tándem Cristina/Kicillof adquiere algo de sentido común y pone por delante de su ideología, el bienestar del país O pasará despacio, con un pueblo hambreado, soportando las consecuencias. Pero de cualquier modo, va a pasar.
Y como diría la presidente, “la vida sigue”. El problema es que no aclara de qué manera sigue para los 40 millones de sufridos argentinos. Argentinos que en su inmensa mayoría no tienen bóvedas con euros, ni cuentas en paraísos fiscales como las Seychelles, para estar a reguardo de caprichosos defaults.
Para no caer en un pozo depresivo, recuerde, “todo pasa”, y faltan solamente 495 días para terminar la presidencia de Cristina.
Porque el ministro habló sólo de las leyes argentinas que prohibían esto y permitían aquello. El problema es que la reestructuración 2005 de Néstor y 2010 de Cristina, eligieron la justicia de Nueva York, no la Argentina. Sabían que con Oyarbide nadie aceptaría y con Griesa lo hizo el 92%.
Otra curiosidad argentina, esta de larga data. La culpa siempre es del otro. Ya lo decía el genial Tato Bores. Nuestro informante mañanero, Capitanich, dijo que hubo mala praxis de la justicia de los EEUU, incompetencia del mediador Pollack y que íbamos a recurrir a la Corte de La Haya, una vez más. Nunca somos responsables de nuestros actos. Así nos va.
La sentencia, justa o no, eso merece un largo capítulo sobre el respeto a la propiedad privada o a la socialista tendencia a privilegiar el bien de la mayoría, dice que Argentina debe pagarle a los holdouts US$1.330 millones, que sumando intereses llegarían a US$ 1.500 millones. La mitad de lo que pierde el país manteniendo una línea de bandera, innecesaria.
Los medios gráficos y audio visuales le han dado la misma importancia y la misma cantidad de tiempo al tema del default, como a la muerte de Julio Humberto Grondona, eterno presidente de la AFA (35 años, desde el proceso, pasando por todos los gobiernos democráticos), vicepresidente y tesorero de la FIFA. Sin lugar a dudas, un personaje al que se ha enterrado con honores de presidente de la nación. El fútbol al mismo nivel que la economía Argentina. Así nos va. Y esto parece que no pasa.
Otra curiosidad, ¿los 40 millones de argentinos tendremos clara noción de lo que significa un default? Aunque sea un default raro, ya que depositamos la plata para pagarle a los holdin en un banco de Nueva York, que el juez Griesa no permite pagar hasta arreglar con los holdouts. El juez sostiene que con o sin default, debemos acatar la sentencia y pagar lo adeudado.
Creo que con los discursos del ministro Kicillof y el de la presidente, tan llenos de nacionalismo barato y socialismo caro (que pagaremos nosotros), la mayoría de los argentinos no saben que un default, con el adjetivo que le agreguen, significa menos importaciones, por lo tanto menos producción, que genera menos trabajo, que implica menos plata para comprar lo indispensable, que se compensa con más inseguridad.
Y una inflación desbocada, ya que como advirtió alguien de este iluminado gobierno, Argentina no puede imprimir dólares. La venganza es imprimir cada vez más pesos. Pero para no admitir la inflación, en vez de imprimir billetes de $500 o $1.000, seguimos imprimiendo al mismo tiempo $100 de Roca y $!00 de Eva, para que la gente no se dé cuenta.
Pero la gente va al mercado y por tonta que sea, o al menos así lo cree el gobierno, se da cuenta que cada día compra menos, con más pesos. Y eso, no le gusta a nadie. Y si no arreglamos este default rápido, no veremos un dólar salvo por TV y necesitamos millones sólo para pagar la energía. ¿Son conscientes Cristina y Axel del berenjenal en que nos han metido?
¿Y para qué el esfuerzo de arreglar con Brufau (YPF), con los juicios perdidos en el CIADI, con el club de París, y terminar defaulteando porque Griesa nos cae mal y lo insulta la presidente hablando de extorsión y de representar a los fondos de los holdouts? Curioso y gratuito default que nos será muy doloroso.
China nos declaró en default. ¿Se caerá el swap de 11.000 millones de yuanes que nos iban a prestar para que les pudiéramos pagar todo lo que nos van a vender, mientras sólo nos compran soja y aceite de soja? ¡Somos tan vivos haciendo negocios para el país! A nivel privado es otra cosa.
Todo pasa. Este default pasará rápido si el tándem Cristina/Kicillof adquiere algo de sentido común y pone por delante de su ideología, el bienestar del país O pasará despacio, con un pueblo hambreado, soportando las consecuencias. Pero de cualquier modo, va a pasar.
Y como diría la presidente, “la vida sigue”. El problema es que no aclara de qué manera sigue para los 40 millones de sufridos argentinos. Argentinos que en su inmensa mayoría no tienen bóvedas con euros, ni cuentas en paraísos fiscales como las Seychelles, para estar a reguardo de caprichosos defaults.
Para no caer en un pozo depresivo, recuerde, “todo pasa”, y faltan solamente 495 días para terminar la presidencia de Cristina.