REFLEXIONES
PARA
"CRISTINISTAS"
OBNUBILADOS.
Por
Carlos Berro Madero.
A los fanáticos adeptos de Cristina Kirchner, habría que recordarles que siempre es necesario mirar el mundo que nos rodea con ojos bien abiertos teniendo en cuenta que hay sentimientos que nos engrandecen y otros que nos envilecen, sumergiéndonos finalmente en un doloroso fracaso personal. Uno de ellos es la obsecuencia.
La fragilidad de sus conciencias, está pretendiendo promover una mística absurda cuya principal característica es –paradójicamente-, una ausencia total de ella. Pretender conciliar los principios republicanos con lo que les “conviene” como están haciendo, es, además, un hecho inmoral sin justificación alguna.
Su increíble cinismo ha consistido en llenarse la boca perorando sobre democracia y, al mismo tiempo, adherir fervorosamente al reinado de una suerte de “papisa” que solo promueve principios de acción profundamente autoritarios.
Dentro de este escenario –que debería ser considerado como de “imposibilidad moral absoluta”, en los términos que plantea Balmes-, no existe el reconocimiento de la verdad y se apuesta a una suerte de sofisma que está destinado al fracaso.
Autoritarismo y democracia no pueden convivir en un sistema republicano porque son sentidos antitéticos y terminan salpicando cualquier intento de desarrollar una sociedad justa y equitativa.
El poder concentrado en una o muy pocas personas provoca siempre una presión sobre el espíritu de los ciudadanos, que se sienten prisioneros de su autoridad y ven aniquiladas sus esperanzas de acceder a un sistema de libertad sin restricciones.
La falta de ella, termina ahogando la iniciativa personal y encamina a la sociedad, tarde o temprano, hacia una crisis que termina siempre en estallidos de rebelión.
El Frente para la Victoria, otrora tan amplio en número, aparece hoy en estado de virtual “vaciamiento”, porque quienes creyeron haber encontrado en él una manera orgánica de detentar el poder están chocando hoy contra lo peor que podía ocurrirles: la diversidad de sus propias ideas -muy atomizadas-, sobre cómo debería sostenerse en el tiempo lo que se está desintegrando por falta de unidad “esencial”.
Todos quisieran imponer sus ideas atropelladamente y al mismo tiempo, -en muchos casos para ganarse el favor de la que consideran como su reina plebeya-, mientras comienzan a sucumbir en la hoguera de dicha “diversidad” que ha creado poco a poco un clima donde las cosas pueden ser “un poco de esto” y a veces, “bastante más de aquello”.
Haber concedido el poder de decisión casi absoluto en el plano de “lo que place” a quien ha demostrado carecer de claridad para resolver los dilemas del poder como Cristina, está enviando asimismo “a la parrilla” a muchos partidarios del movimiento.
Entre ellos no hay una idea única: hay sólo “intereses”; no hay ideales que se sostengan por sí mismos: hay “revanchismos”; no existe claridad de argumentos, sino atropellos; y solo se observa el comportamiento de quienes parecen hablar entre sí con balas de fogueo.
La inquietud que comienza a carcomerlos está generando el comienzo de una retirada con gesto perturbado acentuando el vigor del tono, mientras exhiben el debilitamiento de quienes deben enfrentarse de pronto con la verdad. Las palabras terminan por ser así débiles oraciones “mientras que los ojos, fija la mirada, parecen implorar una respuesta que colmaría al corazón más que a la mente” (Gerard Prévost).
Es muy posible que este mundo “de intereses” se desintegre muy pronto y solo quede el perfume de ciertos pecados de juventud, que pretendieron ser convertidos en el cumplimiento de alguna antigua promesa.
Sería mejor que lo comprendieran antes que sea demasiado tarde, porque el escarmiento frente a una realidad que no podrán dominar puede ser atroz.
Ortega y Gasset utiliza una dura metáfora sobre la que deberían reflexionar: “cuando la masa actúa por sí misma, lo hace solo de una manera, porque no tiene otra: lincha. No es completamente casual que la ley de Lynch sea americana, ya que América es en cierto modo el paraíso de las masas”.
carlosberro24@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario