miércoles, 6 de junio de 2012

¿ Podremos . . . Algún Día?


TRANSICIONES “CIVILIZADAS”



Por : Carlos Berro Madero.


“Es posible que Ud. tenga un futuro brillante, pero he estado en su posición por un largo rato y déjeme decirle que el final ha sido muy duro para mí. Mientras su estrella sea ascendente, muchos se encolumnarán detrás suyo proviniendo de cualquier parte. 


Tenga mucho cuidado con ello, porque esto mismo, cuando aparezcan las primeras dificultades, puede provocar su caída propiciada por aquellos mismos que lo apoyaron” (George W. Bush Jr. a Barack Obama días antes de asumir éste la Presidencia).
Los problemas que se avecinan para el gobierno, nos ha hecho reflexionar sobre algunas cuestiones que deberían tenerse en cuenta.
En los Estados Unidos las transiciones de los mandatos presidenciales suelen caracterizarse por la moderación y una suerte de confraternización entre pares.
Ningún presidente que termina su período abjura de sus convicciones, pero ello no le impide mantenerse “encolumnado” con su sucesor como una forma de ayudarlo en la iniciación de su tiempo, porque sabe muy bien lo que significa la soledad del poder.
Mucho menos aún, se le ocurriría agarrarse los testículos al saludar a sus antecesores, como hizo Néstor Kirchner con increíble vulgaridad en su primer encuentro con Carlos Menem en el Congreso Nacional.
Debido al aumento de la longevidad, hoy permanecen con vida cuatro ex presidentes norteamericanos: James Carter, George W. Bush (Sr.), Bill Clinton y George W. Bush (Jr.).
Junto con Barack Obama, que está terminando su primer mandato, conforman un exclusivo club que conoce al dedillo los códigos de conducta política y las formas: todos ellos han pasado por el auge y la decadencia alternativamente, y comprenden muy bien las dificultades y tensiones que encierra el cargo de Presidente de la República.
Es público y notorio que se reúnen de tanto en tanto para intercambiar opiniones.
En eso radica una de las grandes fortalezas de su sistema democrático y asegura la continuidad de ciertas políticas públicas imprescindibles de ser preservadas.
Entre nosotros, nada de eso ocurre. 
En los últimos años, todos los candidatos elegidos para el cargo han gobernado arrasando con casi todo lo hecho por sus antecesores, considerándose en su momento como “fundacionales”.
Néstor y Cristina Kirchner fueron más allá, titulando su era como “el mejor gobierno de los últimos 200 años”.
Una verdadera desmesura. 
Sobre todo, porque la frase parece inconclusa. 
A la vista de lo que estamos viviendo, 
¿en qué? 
¿En corrupción, 
en ineficiencia, 
en falsedades, 
en inseguridad? 
¿En habernos enterrado más profundamente en el infierno del que decían nos iban a sacar?
El Presidente de un país es generalmente la persona que mayor soledad acumula en su derredor. 
De él dependen las decisiones más difíciles y también las más dolorosas, porque de sus actos se espera la mayor cantidad de soluciones que alcancen a todos los ciudadanos por igual.
Por eso mismo hace falta que ocurran transiciones inteligentes que permitan sostener ciertas políticas públicas que prosigan más allá del término de cada mandato.
En los Estados Unidos –primera democracia sólida del mundo desarrollado-, existe un constante intercambio de información entre los presidentes que asumen y los que se van. Esto les permite comprender mejor la diferencia crucial entre promesas y “prácticas”.
Entre nosotros, nuestros gobernantes –Cristina es un paradigma al respecto-, se comportan como el “señorito satisfecho” de Ortega y Gasset. “Es un hombre –dice el filósofo-, que ha venido a la vida para hacer lo que le da la gana. Es el que cree poder comportarse fuera de casa como en casa y que nada es fatal, irremediable e irrevocable, olvidando que no es que no se deba hacer lo que le dé a uno la gana; es que no se puede hacer sino lo que cada uno tiene que hacer”.

Nuestra Presidente ha intentado sublevarse siempre contra un pasado “existente” para terminar arrastrándonos a un fracaso que hoy percibimos más claramente que nunca.

“Negar el pasado es absurdo e ilusorio, porque el pasado es lo natural del hombre que vuelve al galope. El pasado no está ahí y no se ha tomado el trabajo de pasar para que lo neguemos, sino para que lo integremos”, sigue diciendo Ortega.

Por eso, los Estados Unidos son hoy una potencia mundial a pesar de las crisis; porque ha calado en sus entrañas la fuerza de esta verdad, apostando a confirmar “transiciones civilizadas”. El que llega, aprovecha la experiencia de quien se va y jamás dedica su tiempo a destruir lo hecho por su antecesor con prepotencia.

¡Qué bueno sería que Cristina se dedicase a reflexionar sobre todo esto y parara su verborragia! 
Esa con la que reta, hace bromas de entre casa que no se encienden y describe procesos imaginarios de química, historia, ingeniería, agricultura y filosofía, haciendo gala de su “todología”.

Hay una frase de Platón, que podríamos aplicarle perfectamente: “su ensimismamiento se asemeja a la de esa clase de gente que cuando tiene en el pensamiento algún proyecto, antes de examinar por qué medio podrá llevarlo a término y con el temor de fatigarse discutiendo si la cosa es o no posible, la suponen hecha a la medida de sus deseos y erigen sobre esta base el resto del edificio, lisonjeándose de antemano con las ventajas que de la ejecución han de recibir”.

Si sigue adelante por el camino que va, es probable que algún día sea pagada con la misma moneda que ha utilizado, una vez que su estrella –parodiando las palabras de Bush Jr.-, se haya convertido en “descendente”.

Por la descomposición que hemos comenzado a vivir, ¿nos estaremos acercando a ese momento?
carlosberro24@gmail.com