martes, 16 de octubre de 2012

Para pedir perdón . . . Falta Dignidad. ¿ La Tienen?


LA SOCIEDAD ESPERA UN 

PEDIDO DE DISCULPAS.



Por Ernesto Bobek Cáceres.
                            
Abogado (Justa Causa)


Tras un periplo de 11 años de encarnizada persecución a la Sra. Ernestina Herrera de Noble y a sus hijos Felipe y Marcela Noble Herrera se oficializó lo que se sabía hace largo tiempo: Felipe y Marcela no tienen vinculación alguna con personas desaparecidas. El Banco Nacional de Datos Genéticos fue quien confirmó el hecho para despejar cualquier duda.

Personalmente, tengo una ventaja o “handicap” para escribir sobre el tema. 

Hace muchos años y con motivo de intervenir profesionalmente en una sonada causa penal entregué un escrito con mis manifestaciones a un excelente periodista -ya fallecido- de Clarín, pues temía que tergiversaran mis dichos, como de hecho aconteció. 
-Nobleza obliga- el periodista Enrique Sdrech se apersonó en mi estudio solicitando disculpas 
(que gustosamente acepté por la nobleza del gesto) y aclarando que él entregó al diario lo que yo le había facilitado. Nunca fui lector del diario, aunque reconozco que me encanta la Claringrilla. Tampoco me agradó que el diario tuviera enorme afinidad con el gobierno del ex presidente NK durante largo tiempo, para después y por motivos que desconozco, distanciarse a las antípodas.

Aclarado ello, pretendo aventar sospechas de afinidad con el Grupo Clarín. Pero sí debo manifestar que resulta muy feliz que todos los medios independientes puedan manifestarse y opinar, desde el acierto o el error. 
Son opiniones, no leyes ni decretos. 
También resulta gratificante que esos medios reconozcan un error cuando lo cometen y pidan disculpas. 
La libertad de prensa es uno de los puntales de la República y la Democracia, y debemos respetar en un sano disenso las opiniones de quienes piensan de otra forma que la nuestra. Los medios también sirven como control de los actos de gobierno. Señalan desde un bache en una calle, hasta ilícitos cometidos por ciudadanos comunes y funcionarios públicos. Reiteradamente, a raíz de denuncias de medios, hay fiscales que inician investigaciones. 
Y eso no es solo bueno, sino óptimo.
 Más tarde un tribunal dictará un fallo sobreseyendo, condenando o absolviendo. 


El ex presidente NK, el actual vicepresidente Boudou y otra cantidad de funcionales funcionarios como Kunkel, Aníbal Fernández, el infaltable “Calcetín” -hecho para meter la pata- 
Héctor Timerman, la oscilante Sra. Estela de Carlotto, y muchos otros no ahorraron agravios, insultos, calificativos y denuestos para con la Sra. Herrera de Noble y su familia. 

Ningún particular o fiscal puede formular denuncia o comenzar una investigación, ya que las calumnias e injurias, previstas en los arts. 109 y 110 del Código Penal, son delitos de instancia privada, que solo se activan por querella del/los damnificados. 

 Pese a los agravios y calumnias en que se los imputó como “apropiadores de menores”, “ladrones de bebés” hasta acusaciones de haber incurrido en delitos de lesa humanidad, creo -aunque me gustaría estar equivocado- que los damnificados no van a querellar.

Ello no debería obstar a que la misma presidente CFK, quien en reiterados actos y ante numeroso público y medios también atacó y agravió a la familia de la Sra. de Noble, les pidiera disculpas por 11 años de maltrato y gratuitas acusaciones, en un acto de Justicia y reconocimiento de un grosero error que sería digno de nuestra mandataria, por el enorme valor que tendría una disculpa proveniente de la presidente de todos los argentinos.


Ya nuestro Señor Jesucristo nos enseñó a no acusar en vano. 
Recuerdo particularmente un acto público, en que desde al atril nuestra presidente, casi quiebra en llanto dirigiéndose a Estela de Carlotto quien estaba entre el público asistente, sugiriendo e imputando gravísimos delitos a la Sra. de Noble, que ahora, y ya desde hace un tiempo se sabe no se ajustaban a la realidad. Solo las excesivas e injustificadas demoras del Juzgado Federal interviniente -que ignoró expresas instrucciones de la Cámara de Casación Penal- lograron que el periplo fuera aún más cruel y azaroso. 

Hay una sociedad que ante el error que hoy contrasta con la verdad espera una disculpa, un pedido de perdón por parte de todos quienes acusaron en vano. Temo que del inexistente Libro del Modelo se desprende la máxima de nunca reconocer un error. Solo pretendemos que lo digan, aunque sepamos que no lo sienten. Se perderá una oportunidad única de elevar la calidad humana y moral de nuestros políticos ante la opinión pública. ¡Qué positivo sería que la aprovechen para dar un poco de nivel a nuestras vapuleadas instituciones!

BUENOS AIRES, 15/10/2012