lunes, 17 de febrero de 2014

Crisis


2014

NEGAR  
LA 
CRISIS
SOLO 
LA

AGRAVA


Por:


Ernesto Bobek Cáceres
  Abogado (Justa Causa)
   ebobek@fibertel.com.ar

El kirchnerismo ha sido la mayor usina de promesas incumplidas para captar votos de creyentes por conveniencia.¿Dónde quedaron las inversiones chinas; los trenes bala a Rosario, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata; la electrificación del Roca y San Martín; el delirante proyecto de la isla Demarchi que sería el nuevo Polo Audiovisual de la Argentina; el fin de la boleta sábana para mejorar nuestra calidad institucional; los radares 3D que el Invap iba a instalar para que no siguiera lloviendo droga; las obras para paliar el déficit energético; los miles de kilómetros de autopistas que se iban a construir; cómo explicarnos que Hebe de Bonafini y Sergio Shocklender sigan en libertad tras las estafas reiteradas de Sueños Compartidos? Y podríamos seguir llenando bibliotecas enteras de preguntas sin respuesta a las incumplidas promesas del relato.
El mundo entero mira azorado la situación de la Argentina. 
Además preocupa -y con razón- el efecto contagio que se puede generar en la región. 
De potencia, pasamos a ser una nación digna de lástima. 
Somos presa de un régimen que justifica la antidemocrática mordaza y represión en la Venezuela de un presidente como Maduro, quien se debate en la consideración internacional entre ignorante o delincuente. 
¿Seguimos un camino distinto al actual modelo del colapso venezolano?
Desde la cancillería se han respaldado las atroces políticas represivas de libertades elementales del impresentable adulón de un tirano como Hugo Chávez Frías, el creador de la miseria en un país rico por naturaleza. 
Es que Timerman no podía hacer otra cosa que repetir lo que le escribían los sostenedores del inexistente modelo, donde algunos elegidos hacen negocios de rendimiento imposible a costilla de la propia estabilidad de la nación. 
Y cuando se los investiga, hay que matar al emisario, al juez o al fiscal.
Los defensores del modelo se esfuerzan en refirmar que ganaron las elecciones.
Y desde ese pretendido “bastión” pretenden convencernos que ello los habilita como elegidos por el pueblo a hacer y deshacer a discreción. Nada más falso. 
Nadie está más obligado a respetar la ley que quien ejerce el poder. 
Pero como violaron y violan la constitución, la división de poderes, la información de los actos de gobierno, la libertad de prensa, la independencia del poder judicial y tantas cosas más, pretenden transformar los votos de una pasada elección en la coartada que los habilita al saqueo impune.
“La democracia es el peor sistema de gobierno, con excepción de todos los demás” (Winston Churchill). 
En un régimen democrático quien trafica con la política y malgasta y/o distrae dineros públicos es un farsante que está fuera de la ley. 
Sumemos a ello la gravedad que representa que se haga con el dinero generado por el esfuerzo de los ciudadanos.
Para justificar más de 10 años de impericia y devastación se señalan conspiradores, desestabilizadores, grupos concentrados o lo que sea. 
Alguien debe ser demonizado. 
Ante la evidencia del desastre social y político que atraviesa el país, no les quedó más remedio que reconocer que tal como lo denunciaron muchos, abrieron las puertas a la instalación del narcotráfico en nuestro país.
(¿Qué era eso de la radarización?). 
También reconocieron una inflación que parece delirante, -proyectada supera el 50 % anual- 
y que lamentablemente refleja tan solo parcialmente el brote inflacionario que encarece con saña inusual a los productos de primera necesidad.
En tanto, se sigue emitiendo sin respaldo alguno cambio, -ya al billete de cien pesos no le puede dar otra denominación- lo que genera ¡oh sorpresa!, más inflación. 
Casi siempre, en Argentina el billete de mayor denominación equivalía -poco más, poco menos- a unos 100 dólares estadounidenses. 
Hoy vale poco más de 10. También parece que cambió el gobierno sin que nos enteremos por grandes titulares, ya que la presidente dijo antes de llevar el dólar de 6 a 8 pesos, que quien pretendiera una devaluación debería esperar a otro gobierno.
El kirchnerismo estará añorando dónde quedó el viento de cola que tan bien disfrazaba la crisis que provocó y finalmente no pudo ocultar más. 
Hoy nos encontramos en manos de ineptos cuyo mejor intento consiste en repetir prácticas económicas reiteradamente fracasadas en cada lugar que se las implementó. 
Eso sí, el gobierno jamás pagará el costo de su prolongada fiesta, ya que ello implicaría bajar el gasto público, motor de su política clientelar. 
Y eso parece imposible, ya que llevaría a que el cristinismo llegue a 2015 solo para perder las elecciones por cifras escandalosas.
Para completar las malas noticias para todos y todas, se vienen las paritarias.
La fiesta kirchnerista se llevó los sándwiches, la torta y hasta las velitas. 
Dejaron solo globos a medio inflar con imágenes de trenes que funcionan, de gente comiendo asado y de familias disfrutando de la seguridad del espacio público. 
Una vez más el comienzo de las clases (y de toda actividad lucrativa, lícita y generadora de impuestos legítimos) está condicionado a negociaciones de un gobierno con las arcas vacías. 
El eslogan del año será “¡Qué lo paritaria!”.
Bajo estos parámetros, se mantiene el gasto público con más emisión y suba de tasas. 
Jamás reconocerán el inevitable comportamiento de las leyes del mercado, ni que la clave de una economía saludable se basa en la confianza al gobierno de turno. 
¿Alguien imagina gente haciendo cola para comprar dólares sin recargo y dejarlos por un año en el banco a merced de su confiscación por decisión de Carta Abierta o La Cámpora?
Se llegó al absurdo ya que al gobierno no le quedan alternativas en este contexto de negación de la realidad.
Jaime, Moreno y hasta a Boudou deben pasar al olvido (modelo dixit). 
No van a hacer lo que deben porque antes preferirían dejar el poder inculpando a golpistas destituyentes. 
Quienes respetamos las instituciones no podemos permitir que eso suceda. 
Espantemos helicópteros. 
Necesitamos que al menos por una vez quien provocó el desastre se haga cargo política y jurídicamente de sus actos.
CABA, 16 de febrero de 2014