martes, 28 de octubre de 2014

Alos Jovenes...

2014



JUVENTUD,


DIVINO


TESORO


CARTA A LOS JÓVENES.

Se me ocurrió que sería importante dirigirme a los jóvenes menores de 30 años, no porque no sepan, no hayan leído o el motivo que fuere, sino para ayudarlos a entender la problemática actual desde la óptica de alguien que ya ha vivido varios años contados en períodos presidenciales o presidencias, como quieras llamarle. 
Son 29, que no es poca cosa.

Quien hoy tenga 30 años ha nacido con Alfonsín, y seguramente ha comenzado a razonar los desastres de Argentina a fines de la década menemista. 

Quienes tengan menos de 30 prácticamente conocen solamente el “relato” kirchnerista.
¿Qué me lleva a esto? 
Simplemente hacerles saber mi experiencia, hacerles comprender que se puede vivir en paz y libertad, hacerles saber que se puede estar mejor, hacerles saber que no hace falta ser obsecuentes para triunfar, que puede haber gobernantes honestos, que Argentina, a pesar de todo, siempre salió adelante, y que todos los presidentes que siempre quisieron eternizarse, terminaron mal, y una vez que se van, los obsecuentes pasan al bando que sigue. 
Pasó con Alfonsín, pasó con los militares, con Menem, con De la Rúa, con Duhalde y pasará con los Kirchner, sólo para citar a los últimos. 
Es así.
Por allá de 1955 parecía que el país entero “daba la vida por Perón”.
 Nadie la dio, y eso que Perón era Perón, y cuando decía que el día era noche, todos prendían las luces.
   No es fácil entender a cada personaje de nuestra historia, ni siquiera el tema de las religiones ni los problemas geográficos.
    Todos hablan de San Martín, de Perón, de Rosas, del Che Guevara, etc etc, pero todos hablan como “jóvenes idealistas” y por los “relatos” ligeros que siempre hacen los que manejan el poder. No es así amigos.
   Yo escribí algunos ensayos caseros, unos nueve aproximadamente, en donde fui volcando mis inquietudes y mis conclusiones, pero para llegar a eso, he leído no menos de 40 libros sobre San Martín (sólo para citar uno de los ensayos) he visitado muchas veces la Biblioteca Nacional, el Archivo Histórico de la Nación, el Museo Mitre, he visitado lugares históricos como San Lorenzo, he tratado de leer desde las distintas ópticas y posturas políticas, desde los revisionistas hasta los conservadores, y aún no sé si mis conclusiones son las acertadas, pero sí, las tengo más que claras.
   Pasa lo mismo cuando hablamos de Perón o del Che Guevara. 
     Hablamos de Marx, Lenin o Stalin con tanta ligereza, que cuando un ignorante nos escucha se asombra de tanta sapiensa, sin saber que sólo hemos leído alguna versión deformada de Franco o de Castro. Sin ofender a nadie, pocos saben de verdad sobre estos personajes. He comenzado mi ensayo sobre el Che, pero me cuesta seguir porque veo que me faltan horas de lecturas de nuevas o distintas apreciaciones.
   Todos hablan de la Antártida Argentina pero pareciera que nadie sabe que existe el Pacto de Río o el Pacto de San José de Costa Rica, de los cuales somos signatarios. O sea, no hay Antártida Argentina.
   Todos hablamos de Malvinas y la mayoría no leyó más allá de lo que les enseñaron en el colegio y de los que les comenta el educador de acuerdo a su criterio.
    Y así va pasando con todos los temas, amigos jóvenes. No se dejen llevar por lo que parecen resplandores de un gobierno Nacional & Popular, que cuando se informen más, sabrán que nada tiene ni de nacional ni de popular.
   No opinemos de economía si no sabemos. 
No es malo no saber. 
   Lo malo es no preocuparse por saber, y peor aún, cuando opinamos de lo que no sabemos por haber escuchado un relato fantasioso colmado de mentiras.
   Maquiavelo sostenía que hay tres clases de hombres: 
a) Los que saben, 
b) Los que no saben y saben que no saben y 
c) Los que no saben y creen que saben.
   Sin entrar en polémica alguna sobre San Martín, sólo quisiera hacer una pregunta para que cada uno la responda en el silencio de su mente: ¿Sabés cuando llegó San Martín a América, a Argentina? Seguramente no lo sabés. 
Llegó en Mayo de 1812. 
Y no está mal no saberlo.
  Entonces ahora contestame esta pregunta a mí: 
¿De qué nos liberó San Martín si cuando él llegó a América ya hacían dos años que lo que hoy es Argentina ya estaba en poder de los criollos?
   Ya ves, todo depende del cristal con que se mire.
     Todos los que defienden a Perón están equivocados o hablan sin saber. 
     Algunos estarán acertados, pero depende si el vaso estaba medio lleno o medio vacío.
   Defienden a Alfonsín y no saben por qué, seguramente porque era un buen orador…. 
   A Illía porque dicen que era honesto cuando este es un adjetivo calificativo que debe ser la norma de cualquier presidente.
    Atacamos al Proceso Militar y no sabemos contestar nada, no entendemos o defendemos el accionar terrorista de los 60/70 y nada hemos leído, hablamos de 30 mil desaparecidos cuando la CONADEP ya acepta que son algo más de seis mil, hablamos de derechos humanos pero no dejamos de lado nuestra actitud inquisidora y perdonamos todos los crímenes de Perón y de los terroristas, pero haber leído sólo a Bonasso no sirve.
   Criticamos a Menem porque escuchamos las palabras detractoras de los kirchneristas, y a partir del 2015 comenzará el vacío de los K, habrá cambios de bando como ya los hay, y comenzarán los detractores, seguramente con sobradas razones.
   “Juventud divino tesoro” 
(como los llamaba Rubén Darío), 
no se dejen engañar por los resplandores kirchneristas.
   Los hombres mejores no son los más grandes ni fuertes, no son los líderes engañosos que hablan en difícil y prometen el “hombre nuevo” de Karl Marx, o un Mundo sin Estados o la inclusión de todos y todas. 
Los hombres mejores son aquellos que saben vivir con dignidad, sin la humillación de tener que reconocer (algún día) de que fueron desenmascarados en su falta de grandeza.
Jóvenes: lean, lean y lean. 
Escuchen a los que saben. 
No opinen por boca de un buen orador, no opinen por boca de líderes atropelladores que con su discurso tapan sus actos corruptos.
   Que nadie se equivoque y piense que escribo esto desde la sabiduría o la adivinanza. 
    Lo escribo en base a horas de horas de lecturas, de años medidos en presidentes, vividos. 
Ya lo ví todo y lo viví todo: 
sólo quiero un país en el que sea un placer vivir, un país cuyo nombre algún día nadie quiera olvidar.
   Argentina agoniza, 
   Argentina se muere.
No se trata de la suerte individual de cada uno, se trata de la Nación que decimos amar y gracias a la cual tenemos un lugar en el mundo, la Nación que nos dio una historia, un lenguaje, costumbres, cultura y un modo de ser. 
La Nación que siempre nos llenaba de orgullo.
   Debemos volver a los valores que provienen de nuestra cultura, aquellos valores basados en la libertad, justicia, civilización y grandeza. 
   Volver a las bases sobre las que se organizó la Argentina. 
El pueblo argentino lleva en sus entrañas esos valores que nos destacan como Nación, y hoy está en juego justamente esa misma Nación, y salvarla es nuestra obligación, que sólo se podrá lograr con una política revolucionaria. 
    Los fundadores de la Patria afrontaron una gesta con una Nación casi inexistente, despoblada y colonial, y supieron enfrentar a las potencias europeas (salvando todas las traiciones y traidores). 
Lucharon, murieron y vencieron. 
Así nació nuestra Patria.César Artigas.
****************************************************
Editorial.
El publicar la presente nota, no implica que como editor, estoy de acuerdo en todos sus términos.
Pero en la diversidad, y mi defensa irrestricta de la LIBERTAD, creo que no es justo que desde este mismo espacio, modifique o discuta cada párrafo de la nota, cuyo sentido global, no es otro, que pedir a los jóvenes argentinos que generen, inventen, diseñen pensamientos lógicos, equilibrados a partir del conocimiento, y no de los relatos  de seudos políticos actuales, que envenenan la mente con promesas incumplidas y nos roban la esperanza y el futuro.
Frente a este intento de Cesar,  es que sin dudas, comparto plenamente la propuesta.
No podemos ofrecer experiencia nuestra, cada uno debe generar su propias experiencias, dado que las nuestras solo se pueden tomar como advertencia, para que la misma vida no los sorprenda tan dolorosamente en circunstancias extremas. LA EXPERIENCIA ES VIVIR, VIVAN... Pero cuidado con los relatores del éxito,  del éxito de ellos a partir del fracaso de todos.
Rodolfo Griffa.