sábado, 30 de julio de 2011

¿Habilidad para gobernar?

Filtrado Nº28› 29 de julio de 2011

Habilidad para gobernar

Mientras el mundo volvió a enfrentar el horror en Noruega y sigue el peligro económico en Europa y en los EE.UU., en Argentina un triángulo de Fernández (Aníbal, Alberto y Cristina) usaba con mucha frecuencia la palabra "mentira" y el fútbol se convirtió en asunto de Estado. 

De la interna kirchnerista (o fernandista) no nos ocuparemos aquí. 
Sí de las idas y vueltas con un cambio en el fútbol, aparentemente digitado por el gobierno nacional. 
En La Nación, Juan Pablo Varsky fue claro en su juicio negativo: "política y plata hieren de muerte al fútbol argentino". El nuevo formato, decía "desnaturaliza la competencia, no fomenta ni el desarrollo de clubes ni la formación de jugadores. Es política y plata. Hiere de muerte al fútbol argentino. Grondona, los dirigentes de los clubes y el Gobierno aún están a tiempo de evitar semejante esperpento."
 En el mundo hay problemas más serios, como la situación económica. 

Mike Davis, en el Los Angeles Times, es quizás un poco exagerado, titulando "El mundo se abalanza hacia el caos económico." Para Davis, "la situación económica mundial se ve distintivamente como un choque a punto de suceder. Desde tres direcciones, los Estados Unidos, la Unión Europea y China están avanzando ciegamente y a velocidad hacia la misma intersección." El otro peligro es el de los fanatismos, como el que generó el atentado en Noruega. En La Nación, nuestro Director Académico y candidato a diputado nacional Iván Petrella habló de "Noruega y el debate de Europa". 
Sostiene que "la tarea espiritual más urgente de nuestra época es desarticular la dicotomía entre "ellos" y "nosotros" y entre "pureza" y "corrupción", que son la base de la visión fundamentalista del mundo." Para ello "hay que construir un multiculturalismo donde las identidades culturales y religiosas se crucen y se mezclen."
 Las soluciones para uno y otro tema pasan por la política bien entendida. Para lo que Aditya Chakrabortty llama "statecraft": algo así como la artesanía de lo político o de lo estatal. Dice allí que "su significado original es la práctica de usar las palancas del Estado y del gobierno para lograr hacer cosas que son difíciles de hacer y que de otra manera no sucederían. 

El poder de golpear las mesas y de juntar cabezas y de mirar a los oponentes desde arriba. La habilidad, en pocas palabras, de gobernar." En el país también falta mucho de eso.

miércoles, 27 de julio de 2011

Pensar . . . Obliga a Pensar.


Filtrado Nº27› 22 de julio de 2011
 
Normas, problemas y fuerzas
En La Nación, Adrián Ventura describe "Las trampas del parlamentarismo", en torno a la propuesta de reforma constitucional. "El kirchnerismo es insaciable. 
Da por descontado que gana las elecciones presidenciales de octubre y desliza que ya se está preparando para quedarse, incluso, más allá de 2015. Y, para hacerlo posible, cocina a fuego lento una receta conocida que, sin embargo, tiene un sabor exótico: reformar la Constitución para establecer el parlamentarismo, una propuesta aparentemente atractiva pero que enmascara la reelección indefinida". Después de describir los límites y peligros que representaría para el país, concluye que "Argentina no tiene, actualmente, un déficit de normas o de sistemas jurídicos. Nuestra enfermedad es la cultura autoritaria que pervierte cualquier sistema".
Al mismo tiempo, esta política centrada en modificar las normas para ganar, deja de lado los problemas reales como el de la pobreza. The Economist publicó un interesante índice que realiza la Fundación Ethos de México para lograr comparaciones de pobreza entre países. Lamentablemente, se excluye a la Argentina "porque manipula sus estadísticas económicas oficiales". Quedan de lado problemas como el de la salud. En Ámbito Financiero, nuestro especialista Carlos Regazzoni publicó "Una generación de argentinos en serio riesgo", columna en la que señala la importancia de la prevención para "promover la justicia social."
Para cambiar la realidad es necesaria una nueva fuerza política nacional, que busque el cumplimiento de las normas para poder avanzar en los problemas. 
En "El peor momento K", Nelson Castro analiza el escenario tras la victoria de Mauricio Macri en la primera vuelta de la ciudad. Según el periodista, "las reacciones del Gobierno y de sectores que lo apoyan no han hecho otra cosa que hacerle todo más fácil a Macri a quien, por otra parte, tanto el resultado del domingo como su seguro triunfo en la segunda vuelta, lo han vuelto a posicionar como un actor de peso en el escenario político de la oposición a nivel nacional". 
En ese camino seguiremos, y el próximo paso es Santa Fe.



martes, 26 de julio de 2011


El peligro de cantar victoria antes de tiempo
Por Gabriela Pousa

Aunque a simple vista parezca calcado con otros de antaño, el escenario político actual, se caracteriza por ciertas particularidades interesantes para analizar.
Si bien se trata nuevamente de entrar al cuarto oscuro, la diferencia radica quizás en cómo llegan esta vez, los votantes y los candidatos, a ese ámbito.
En común con votaciones pasadas, habrá un alto porcentaje de votos al “menos malo”, poniendo en evidencia la crisis de un sistema representativo donde dirigencia y ciudadanos continúan habitando diferentes espacios.

Hablar del “voto útil” no es políticamente correcto, implica discriminar entre sufragios de utilidad y otros abyectos. Se corre el peligro de pisar el susceptible límite de la diferenciación: actitud que -de un tiempo a esta parte-, parece haberse convertido en un sacrilegio imperdonable.

La igualdad se tornó dogma, sinónimo de estandarización compatible con la manipulación, y afín a la necesidad de evitar un pensamiento dispar. En síntesis, una entronización de la masa en detrimento de la individualidad. Pero, más allá del juego de palabras, habrá también “voto útil” igual

Lo cierto es que en los albores de los comicios presidenciales, estamos acudiendo a hechos que en otras oportunidades no sucedieron, o al menos no tuvieron la magnitud actual. Uno de ellos es la irrupción de un protagonista ajeno a estos avatares, que vuelve a poner de manifiesto la devaluación de clase política tradicional.

Puede aducirse que Miguel Del Sel no es ninguna originalidad, y que ocupa hoy el espacio que ayer ocupara Carlos Reutemann, Daniel Scioli u otros tantos que surgieron para atraer al electorado hastiado por los fracasos de la ortodoxia.

Sin embargo, el actor no llega y da el batacazo inserto en ninguno de los clásicos aparatos clientelistas partidarios. Del Sel, en Santa Fe, sepulta al mismísimo candidato oficial, pese a la ventaja que da ser delfín presidencial.

Otra de las características -si no inédita, al menos peculiar- de esta antesala electoral, radica en el rol de una oposición que no emana, precisamente, de las tradicionales estructuras partidarias democráticas.

La verdadera oposición surge hoy de las propias entrañas del gobierno, y no solamente por el episodio de Carta Abierta o los exabruptos de sus adláteres. Eso son apenas anécdotas en el marco de las contradicciones habituales.

Obsérvese que los más graves casos de corrupción que están opacando (o intentando opacar), la posibilidad de un triunfo rutilante como se venía avizorando por parte del gobierno, no proceden de ninguna de las alternativas que pretenden reemplazarle.

No es ni el radicalismo, ni el peronismo ortodoxo, disidente, federal o como guste llamársele, ni tampoco la izquierda más vernácula, quienes han sacado rédito político de la cantidad de errores que ha cometido el oficialismo. Por el contrario, en la mayoría de los casos, frente a supinos desatinos guardaron silencio, o esgrimieron como espectadores tiesos, alguna suerte de crítica al respecto. No mucho más.

A su vez, tampoco, una vez descubiertas las maniobras turbias del Ejecutivo, han impulsado investigaciones severas que arrojaran resultados definitivos. El kirchnerismo, guste o no, siempre estuvo un paso adelantado, logrando disipar con un aceitado engranaje mediático, los efectos colaterales, y reemplazando un tema escabroso, por otro capaz de captar la atención popular con oportuna velocidad.

Así, la mayor fuerza opositora que está tratando de jaquear o desnudar la matriz gubernamental, sin que pueda garantizarse por ello que sea un jaque mate final, se halla hoy en uno de los enemigos creados caprichosamente por él mismo.

¿Sabrían los Kirchner que su embate directo y sin sentido contra un medio masivo como lo es Clarín, terminaría dándole tan duros disgustos? O han tenido una falla importante en su percepción, o su audacia política es de tal envergadura que se atreven a enfrentar las evidencias más palpables de su corrupción, convencidos de poder alivianarlas, para que no pasen de meros golpes, y hagan mella el objetivo final: la reelección presidencial.

Sin eufemismos ni sutilezas, es justo admitir que quién puso de manifiesto la esencia intrínseca de este gobierno, quién lo desnudó frente a la opinión pública enceguecida por los espejitos de colores del consumo “masivo”, o del engaño del “para todos gratuito” cuyo costo es altísimo; ha sido y sigue siendo el periodismo (o cierto periodismo, mejor dicho)

Algunos ejemplos que obran como la prueba del botón: desde la bolsa de Felisa Miceli en el baño de su despacho en un ministerio de la Nación, pasando por las conexiones de Antonini Wilson con la Casa de Gobierno, la aduana paralela con Venezuela, el enriquecimiento ilícito de unos cuántos, el tráfico de medicamentos adulterados, el uso y abuso político de los derechos humanos, hasta los sobreprecios en obras públicas, y este “ahora” donde cada día nos desayunamos con algún nuevo escándalo.

Ningún partido político ha podido desenmascarar al kirchnerismo como lo está haciendo, tal vez para resarcir errores propios del comienzo -para qué mentirnos-, el grupo Clarín a través de sus medios. Podrá decirse con argumentación discutible o no, que ha emprendido esta misión para preservarse a sí mismo, pero esa es otra cuestión.

Estamos presenciando el boomerang del afán bélico de un oficialismo que ha creado enemigos hasta de aquellos que fueran, originalmente, sus aliados más férreos.

Lo cierto es que si no fuese por el llamado “monopolio”, mucha podredumbre y oscuridad hubiese quedado en penumbras. Si esperábamos que fueran los candidatos que pretenden enfrentar a la Presidente quienes echaran luz sobre los hechos, seguiríamos prácticamente ciegos.

Ahora bien, si esta luminosidad ha de servir para cambiar ya no depende del perseguido multimedios. Este apenas obra como espejo. Muestra lo que hay. Pretende desasnarnos, más allá de la causa que lo mueve a hacerlo, y de la crítica que pueda hacérsele por la demora en ello.

El mentado “gran diario argentino” deja la realidad sin maquillaje, como ha dejado a varias Madres de la Plaza de Mayo con el pañuelo embarrado. Lo negro es negro, no más blanco.

Continuar o no con este resquebrajamiento depende además que se suban al carro, otras voces con micrófonos abiertos. Hay, ciertamente, microclimas donde interesa no sólo el fin sino los medios, que bregan por despertar al resto. Pero también es cierto que parte de ese “resto” ha sido ganado por el conformismo de la pobreza ad aeternum. Está preso de ese Estado supuestamente paternalista tras el cual se esconde el depredador gobierno.

Creer que una derrota en Capital Federal, en Santa Fe o en Córdoba define la suerte de Cristina Kirchner, es olvidar lo acontecido en el 2007 cuando también derrotada en esos distritos, signada por el secuestro de la valija con dólares en el aeropuerto, terminaba luego venciendo.

A su vez, es limitar los alcances de un país donde el hambre y la miseria continúan haciendo estragos, y consecuentemente hay quienes no saben de qué tratan las portadas de Clarín ni acceden a los twitters ni al Facebook.

Por eso, todo sigue siendo demasiado incierto, y ver sin mirar con detenimiento puede hacer creer que, algunos garrotazos dados al monstruo, lo aniquilan cuando en realidad está reposando para volver al ruedo.
Gabriela Pousa
Perspectivas Políticas
Para el Informador Público.

sábado, 23 de julio de 2011

De comicios y prejuicios
El domingo pasado la Ciudad de Buenos Aires concurrió a las urnas en un acto electoral ejemplar más allá de los resultados. 
La victoria de PRO con 47% de los votos para Jefe de Gobierno y 16 bancas en la Legislatura, es una confirmación del lugar ganado por este nuevo espacio a nivel local. 
"Ganó la rebeldía de los que quieren un mundo real", dijo Alejandro Rozitchner: "ganó el poder de la gente, la osadía de meterse en política y no temer lo que las mafias políticas escudadas en un indigno populismo puedan hacer o decir, inventar o manipular. (...) 
Este resultado electoral demuestra que los votantes comprenden que el fondo de este proyecto político es un deseo sincero y compartido de mejorar las cosas."
No todos lo entendieron así. 
En Página/12, el músico Fito Páez dijo que "da asco la mitad de Buenos Aires". 
A puro prejuicio, Páez sostuvo que el votante de PRO se siente "molesto ante cualquier idea ligada a los derechos humanos"; que "le gusta tener el bolsillo lleno" sin importar a costa de qué; que es "gente con ideas para pocos, gente egoísta, gente sin swing". 
Un observador un poco más agudo de la realidad, Tomás Abraham, había dicho un día antes: "he percibido en quienes quieren a toda costa desbancar a Macri, entre mis amigos progres, los bien pensantes, los que se espantan ante la palabra neoliberalismo, la gente políticamente correcta de la cultura porteña: lo que más les disgusta no es que sea de derecha, sino que sea rico".
Nuestro coordinador de Justicia, Mauricio Devoto, pidió en La Nación: "no se desesperen, locos". Los críticos "se desesperan porque (...) sólo escuchan a un Alejandro Rozitchner que habla de entusiasmo, de ganas de vivir, de ser feliz y promover la felicidad de otros, de proyectos más que el resentimiento neurótico y la obsesión con el pasado. O de un Federico Pinedo que dice que es más importante el largo plazo que el corto, el futuro que el pasado, el cambio que la resignación, los hechos que las palabras, la unión que la división, la construcción que la destrucción, el respeto que la intolerancia, el diálogo que la cadena nacional, el centro que las extremas derechas o izquierdas". Más allá de los prejuicios que despertaron las elecciones, debemos seguir construyendo una Ciudad y un país grandes y para todos.


LA POLÍTICA EN PAÍSES ORDENADOS O EN CRISIS.

Todas las sociedades siempre tienen necesidades insatisfechas, porque el hombre es un eterno insatisfecho. 
Nunca existirá la sociedad perfecta. 
La propuesta política debe ser distinta si el país está ordenado cultural e institucionalmente o si está en crisis. 
En el primer caso, la dirigencia resuelve las insatisfacciones con arte político, mesura y sin alterar las bases culturales. 
En la crisis, la sociedad urge resolver la emergencia y recibe dos propuestas: 
a) la de políticos ignorantes, irresponsables o malvados que con falsedades ofrecen resolverla mágicamente y atacando a inventados responsables, y 
b) la de los que piensan que las crisis son inevitables y congénitas con la evolución social, que enseñan como evitar su repetición y que solo se pueden superar con esfuerzo y tiempo. 
La primera propuesta crea esperanzas para las urgencias, aunque no las resuelve. 
La segunda no es convocante. Argentina lleva décadas de crisis económicas y sociales sin resolver.
Falta el mensaje a la ciudadanía que defina el camino para superar la crisis sin tensiones sociales y generar la prosperidad del pueblo, que pasa inexorablemente por aumentar la producción de bienes y exportarlos al enorme y creciente mercado mundial. 

23 may 2011

Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
segundarepublica@fibertel.com.ar Valoramos recibir su opinión. Si coincide, difúndalo.

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Por la cantidad de opiniones recibidas, se demora n/ contestación.

miércoles, 20 de julio de 2011

domingo, 3 de julio de 2011


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Filtrado Nº24› 01 de julio de 2011



Desafíos

En The Guardian, Rory Carroll relata como "Guatemala se convierte en un campo de muerte mientras las guerras de drogas se esparcen por América Central." Desde el poblado de El Naranjo, en Guatemala, pinta un desolador cuadro de las guerras del narcotráfico en América Central. "El derramamiento de sangre en México, impulsado por los narcos y con 36.000 muertos, está derramándose acá y en buena parte de América central." La otra cara de esta moneda es "La locura de las armas" que describe Andrés Oppenheimer en su columna semanal en La Nación: "la venta de armas de tipo militar en Estados Unidos ha dejado de ser un problema doméstico. Con más de 40.000 muertos en las guerras contra el narcotráfico en México en los últimos cinco años y cada vez más asesinatos de policías por criminales mejor armados en Estados Unidos, se ha convertido en un problema regional"

En The Economist aparecieron dos notas interesantes con protagonismo de Argentina. En una de ellas, Argentina aparece liderando el ranking de "Mercados emergentes que se recalientan". En la otra describe el descenso de River en el fútbol argentino y sus efectos vandálicos en y alrededor del estadio.

Argentina aún está lejos de enfrentar guerras narcos, pero debe tomar decisiones sobre cómo combatir el narcotráfico; ya tiene un problema económico y un problema de falta de respeto a la ley. Más importante que las medidas para encarar estos desafíos es el modo en que se los encarará. Estamos, dice en La Nación Santiago Kovadloff, entre "La Constitución o el delito". Dice: "la lucha de fondo, a partir de aquí, será a favor o en contra de la Constitución. A favor o en contra de la ley. A favor o en contra de la alternancia. A favor o en contra del autoritarismo. Sólo después, si se impusiera el marco de un sistema político y jurídico saneado, la izquierda y la derecha tendrán ocasión de ofertar sus matices doctrinarios.