lunes, 13 de agosto de 2012

Nuestros trenes, bien gracias ..." En la via"


Descarrilamos 
En 1966 se produjo el film checo : 
Trenes rigurosamente vigilados 
que un año más tarde merecidamente ganara el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Recordé el título de esa gran obra cinematográfica
por su oposición a nuestra realidad en materia ferroviaria.
El 22 de febrero pasado una formación del Sarmiento chocó contra el freno hidráulico al llegar a la estación Once, con el saldo de 51 muertos y más de 700 heridos. 
El 10 de junio hubo un fuerte acoplamiento entre locomotora y vagones de un convoy del Belgrano Norte, provocando heridas a 14 pasajeros. 
El 18 de junio descarriló el último vagón de una formación de la línea Mitre al entrar a lea estación Núñez. 
En este caso no hubo víctimas.
Además de los hechos señalados se produjeron otras anomalías en los trenes, como despedir llamaradas y chispas que lograron hacer entrar en pánico al pasaje. Todo esto nos hace concluir que tenemos trenes rigurosa y dolosamente
descuidados, con el agravante que ese descuido cobra vidas de pasajeros cautivos que no tienen otra opción para trasladarse. Es lo más económico y lo más rápido con excepción de las oportunidades en que hay paros o demoras por desperfectos que ya antes de los hechos descriptos eran más que frecuentes. 
Pese a los antecedentes, además de quitarle la concesión a TBA no vemos que se hayan adoptado medidas para mejorar los imprescindibles servicios. Y prueba de ello es que una vez más padecimos un descarrilamiento del Mitre -afortunadamente poco antes de ingresar a la estación Retiro- con saldo de varios heridos. Podemos decir con el debido respeto y los mejores deseos de mejoría para los lesionados, que la tragedia nos hizo precio.
Sería oportuno analizar las críticas que se hicieron desde distintos sectores cuando se sacaron varias formaciones de líneas de subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires. 
Si no están en condiciones de rodar, no pueden hacerlo. 
Y lo mismo ocurre con los trenes, con la diferencia que es de temer que si se sacan todas las formaciones en riesgo, prácticamente nos quedaríamos sin servicio ferroviario.
Lamentablemente para quienes deciden, por los costos que insumirá, además del trastorno para los usuarios, no estamos analizando una opción. Locomotoras, vagones y vías que no están en condiciones de absoluta seguridad no se pueden utilizar. Algo tan elemental como garantizar a los pasajeros que van a llegar a destino a salvo al menos de accidentes predecibles y casi anunciados.
¿Quién se mimetizó? 
¿El país de los trenes, 
o los trenes del país? 
El descontrol que existió y existe en las inversiones necesarias que debían hacer los concesionarios en formaciones y vías, tiene una increíble similitud con el descontrol que hay en el Estado sobre distintas áreas.
Optamos por tener una línea de bandera cuyo manejo absolutamente político y clientelar impide llevar las groseras pérdidas de la aerolínea a límites siquiera tolerables. 
Algo similar ocurre con YPF. El excelentemente designado CEO Miguel Galuccio, un reconocido experto en temas de petróleo todavía no sabe por dónde empezar, y seguimos sin combustibles, sin prospección y sin empresas interesadas en asumir riesgos, sabiendo que les puede pasar algo similar que a Repsol.
Seguimos con un Consejo de la Magistratura de ilegítima constitución, que solo favorecerá la designación de jueces que vean todo desde la misma óptica que el cristinismo y La Cámpora -valga la redundancia-. 
Descarriló el vicepresidente, 
descarriló la empresa que controlaba la tarjeta SUBE, descarriló la inseguridad, la inflación. Descarrilaron y seguirán descarrilando presupuestos provinciales, en parte por su pasividad de años y ahora porque desde la Nación no hay recursos. Descarrilaron las reservas del BCRA. Descarrilaron los billetes de Evita con lo que descarrilaron los cajeros electrónicos. Descarrilaron… Me detengo para no cansar.
Lo relevante es que lo plasmado en el presente es una enumeración de anomalías y no un análisis. Si fuera un análisis, al menos sería opinable y objetable. Lamentablemente no lo es.
El Poder Judicial atraviesa una crisis. 
No le permiten ser independiente. 
No se eligen funcionarios por capacidad jurídica como se debiera, sino por pertenencia ideológica. Aquí está uno de los graves problemas del país, porque ante un acto del gobierno que una persona física o jurídica entienda injusto, aún cuando se le otorgue razón judicialmente:
el Ejecutivo hará lo que le plazca
Como prueba fehaciente el fallo Badaro donde la Corte Suprema falló por el 82 % móvil a los jubilados. El fallo está firme, pero el ejecutivo está más firme aún en no cumplirlo. 
¿De qué democracia hablamos? Tenemos pocas opciones a los descarrilamientos. La primera y óptima sería que desde el gobierno se revean políticas que han perjudicado el desenvolvimiento de la economía y se hagan las modificaciones necesarias para optimizar la producción y acercarnos a la mayor cantidad posible de empleo genuino -no estatal-.
Y la segunda, es aguardar a las elecciones del año próximo y las presidenciales en 2015, y si nos parece que no se está haciendo lo mejor votar en consecuencia para encarrilar al país definitivamente 
por la senda de la legalidad y legitimidad. 
CABA 08/08/2012

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