viernes, 20 de febrero de 2015

2015.
¿Quien
es … 
Quien? 
en la 
Argentina
dHoy.

Por :  Mi

Hoy : 

El señor, Marcelo  Moreno.


Entre la pena y la vergüenza

Nuestra sociedad sigue conmovida, consternada y quebrantada por el crimen del fiscal Nisman. 
Y abrumadoramente, cree que su oscura muerte jamás se esclarecerá. Como pasó con el atentado a la Embajada de Israel, como pasó con el de la AMIA.
Pero esto ocurre en el marco de una sociedad vapuleada, castigada y corrompida por el poder. 
Un poder que ha producido meditadamente una grieta monstruosa entre los argentinos, hoy reducida a su mínima y maniquea expresión: ellos contra nosotros. 
Y en la que la injusticia es regla y el disparate, norma.
Una sociedad que no se asombra porque cinco chicos hayan muerto por desnutrición en Salta y otro en el Chaco. 
Y tampoco, porque la ministra de salud salteña haya explicado la falta de información oficial asegurando la crueldad de que“el ministerio no es un obituario para publicar los muertos”.
Una sociedad que tiene a su Presidenta imputada 
por la sospecha de encubrir el mayor atentado de la historia del país, a través del pacto bochornoso con Irán.
Una sociedad acostumbrada a que los narcos se hayan apoderado de gran parte de las villas miseria y otros territorios, como sectores enteros de la ciudad de Rosario.
Una sociedad tan habituada a la corrupción, que tolera sin pestañear que el vicepresidente de la Nación siga ejerciendo sus funciones cuando tiene dos procesos por corruptela y está siendo investigado por otras chanchadas de parecido tenor.
Una sociedad en la que José Arce, encontrado culpable del crimen de su esposa, pasó unos meses en prisión, a pesar de la severidad de la condena, y hoy se encarga de la educación de los hijos que tuvo con la mujer que mandó a asesinar.
Una sociedad en la que hasta el club más modesto tiene su barra brava que se dedica serenamente a realizar “negocios” y vender protección a quien quiera alquilarla, sin ser molestada por ninguna autoridad.
Una sociedad que no se escandaliza cuando el gobierno le miente, mes a mes, desde hace años, con los números de una inflación que la devasta, y soporta esa burla, indiferente.
Una sociedad en que las autoridades se encarnizan contra la libertad de prensa, insultado a quienes la ejercemos y persiguiendo con saña a los medios críticos, habiendo armado una imponente estructura de medios adictos que se dedican al chupamedismo militante.
Una sociedad permanentemente en la mira de la inseguridad, en la cual ya se ha creado una  cultura del delito y en la que el Congreso no debate: vota exprés por mayoría oficial.
Un sociedad en la que ha sido nombrado para dirigir un instituto de “revisionismo histórico”, 
un orate que escribió un tuit de esta categoría: “Para poder importar tampones hay que exportar forros
Nisman, ... por ejemplo!”
Una sociedad intoxicada por un relato versificado del “crecimiento con inclusión social”, cuando la pobreza y la miseria son los colores que, patéticos, resultan indispensables para pintar su paisaje.
(Publicado en la columna Disparador de Clarín el domingo 15 de febrero del 2015)

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